Soporte técnico

Lunes a Viernes de 09:30 hrs. a 19:30 hrs.
Fono: +562 2573 9399
Email: soporte@saludfam.cl

“Hoy por ti, mañana por mí” (o el concepto de deuda en la familia)

27/02/2013 a las 15:35 hrs.
posteado por admin

Cuando yo era niño,
ellos me cuidaron,
me alimentaron,
ahora yo les devuelvo la mano

(Un hijo adulto, refiriéndose
a sus padres adultos mayores)

Esta afirmación, que hemos escuchado muchas veces, es una expresión de reciprocidad. Y esto se conoce como el concepto de “deuda”. Los padres generan la reciprocidad, el sentimiento de deuda con los hijos, en la medida en que son capaces de hacer “don”. Cuando esto no ocurre, no se genera deuda.
La deuda en la familia aparece primero como gratitud. Y luego aparece como un deber de reciprocidad, que es la experiencia de agradecer el regalo que se nos ha hecho. Por ejemplo, si un amigo me hace un regalo, siento agradecimiento, porque se acordó de mí, buscó un regalo que tiene que ver conmigo. Y lo más probable es que cuando él esté de cumpleaños yo le haga un regalo. Ahí aparece la deuda. Como algo que es espontáneo, pero a la vez, reforzado culturalmente.
Esto es común en todas las culturas: cuando un ser humano recibe algo de otro, se siente obligado a retribuírselo. Aquello que se ve en todas las culturas, desde una perspectiva antropológica, se interpreta como producto de la evolución, como un universal humano.
La deuda es entonces un sentimiento humano muy fuerte y muy persistente. Los padres, quieran o no, en la medida en que cumplen con satisfacer las demandas de la prole a nivel saludable, están generando deuda. La deuda sería una variable que potencia a otros elementos de la familia. Es como una “causa protectora”, capaz de gatillar otras conductas como por ejemplo proteger al padre, a la madre cuando están enfermos, o demasiado débiles, o enfermos, o postrados. La causa de esto es la gratitud.
La deuda, como concepto en la familia, está absolutamente vigente. Sin embargo, también se observa algo curioso. Cuando los padres dan y dan sin pedir nada a cambio no se genera deuda, anula su espíritu y no la alimenta. Para que se alimente tiene que hacerse de manera consciente, explicitando el mensaje de la reciprocidad.

Hay muchas maneras de destruir la deuda. O de generar deuda negativa. Cuando un padre o una madre sistemáticamente han tratado mal a los hijos, también crean deuda, porque crean una reciprocidad. En la familia una manera de poner de relieve la deuda es practicar la cortesía, el cuidado del otro, la gratitud, de modo de cultivar la reciprocidad. El decir “gracias”, es reconocer la deuda. Cuando pedimos “por favor”, estamos reconociendo que se está pidiendo un don, que no es obligación del otro.
El profesor Salazar nos invita a que cuando trabajemos con familias podamos explorar el concepto de deuda, haciendo una pregunta obvia, como por ejemplo: “Cuando sus hijos hacen algo por ud. cómo reacciona ud., qué hace?” y descubrir si se practica el reconocimiento de la deuda. Porque el niño aprende lo que vive. Si el niño vive expresiones de reconocimiento, expresiones de deuda por parte de los padres él aprende a hacer lo mismo.
Esto también podemos relacionarlo con el capital social pues en gran medida nuestros amigos, nuestros vecinos, nos van a ayudar porque los hemos ayudado o hemos estado siempre dispuestos a ayudarlos. De ahí surge la idea que todo grupo vive del intercambio: del intercambio de emociones, ideas, dones. Y el capital social es en gran medida el intercambio de dones: “tú cumpliste tu palabra, yo te cumplo mi palabra”; “tú me cuidaste, yo te cuido”. Eso es la deuda. La deuda está en todos lados y podemos hacer mucho por fortalecerla.

Comentarios

Comments are closed.